El ser humano necesita desesperadamente seguridad, e intenta
alcanzarla por todos los medios. Pero no solamente seguridad material o
de subsistencia, sino también seguridad interior, de sus emociones
y afectos, de su propia existencia
e identidad. El problema del: “qué lugar ocupo en el sistema
de la vida”, “qué se supone que se espera de mi” y “para
qué sirvo realmente”, provocan
en nuestro interior mucho desazón.
Y es debido a esa inseguridad permanente, la que no acabamos de solucionar
nunca, la que nos empuja a realizar miles de cosas, y a veces muchas
de ellas absurdas, carentes
de sentido, como por ejemplo el “pasar de todo” o
todo lo contrario “luchar a muerte y contra todos por un ideal”. El primero se convierte en un incomprendido de la sociedad, en un “inadaptado”, y el segundo en un kamikaze suicida,
en un mártir odiado por muchos, o héroe venerado por otros. Naturalmente, estamos hablando
de extremos, y los extremos nunca son buenos de por sí, sin embargo éstos
nos permiten dilucidar e intuir el camino medio, el posible equilibrio necesario para vivir con cierta seguridad
o estabilidad, aunque en la mayo-
ría de los casos no sea más que una estabilidad virtual.
TODA LA ClAVE DE LA FELICIDAD HUMANA, ESTA EN LA VERDAD
Pero, ¿dónde
está esa Verdad Esencial?....... La Verdad nos
daría la vital “seguridad” para ser felices y completos.
Nos equiparía de un futuro, y la comprensión
de nuestro pasado, nos permitiría así mismo sacar todo nuestro potencial
en el
presente y no nos dejaría perdernos en la ignorancia tan aguda de nuestros tiempos. La Ciencia moderna
nos despliega una interesante
percepción del mundo que nos rodea, y nos demuestra inexorablemente una gran variedad de leyes y de
fenómenos físicos y químicos. Ciertamente la Ciencia moderna avanza cada vez y con mayor seguridad, abriéndonos la “Puerta hacia la Verdad”, y esto es positivo para el hombre y por consiguiente para la sociedad en conjunto.
La Religión también cumple su sagrado papel de buscar la
Verdad. La búsqueda de la verdad a través de la religión
es más subjetiva, más personal
e intransferible, donde las experiencias íntimas, místicas y espirituales son esencialmente reveladoras para el individuo
que así las experimenta. Pueden ser ciertas o ilusorias,
divinas o subconscientes, pero ahí están. Y para los sujetos que así
lo vivencian pasan a formar par- te de su bagaje existencial.
Por consiguiente y simplificando
estas dos posiciones aparente- mente antagónicas, podríamos aseverar que la línea del científico es puramente mental y concreta.
Basando su percepción en el mundo de los 5
sentidos, y su trabajo de investigación siempre estará limitado por los instrumentos materiales que utilice, como es obvio. Sin embargo también deberíamos decir que la postura estrictamente religiosa tampoco es completa, porque no solamente
existe Dios, sino también materia,
y tanto la una como la otra necesitan un correcta comprensión y un correcto
desenvolvimiento en la vida y en la percepción del hombre. Desde el punto de vista esotérico, ESPÍRITU y
MATERIA son UNO, ya que el espíritu es materia o sustancia sublimizada,
y la
materia es espíritu o divinidad
concretizada. Aunque formulado de una forma poética, lo anteriormente
expuesto, contiene una realidad integra,
ya que actualmente está demostrado
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que TODO ES ENERGÍA,
sea ésta más densa o más sutil, más elevada o con mayor dureza, las verdad es que todo es energía, y la energía ni muere, ni se destruye, ni desaparece, sino que siempre está en constante movimiento, en constante transformación, de un estado a otro. En esta simple pero magnífica simbiosis podríamos unir a la ciencia y la religión, ya que las dos son partes de una misma búsqueda, y hermanas gemelas de un mismo creador. Las dos deberían trabajar juntas y complementarse conjuntamente en el camino de la investigación esencial. Las dos unidas como el padre y la madre y rodeadas de entendimiento y amor, seguramente darían como resultado creador el nacimiento de un tercer factor, el hijo, la Luz, que nos guiaría con seguridad hacia el abrazo sincero de la Verdad.
sea ésta más densa o más sutil, más elevada o con mayor dureza, las verdad es que todo es energía, y la energía ni muere, ni se destruye, ni desaparece, sino que siempre está en constante movimiento, en constante transformación, de un estado a otro. En esta simple pero magnífica simbiosis podríamos unir a la ciencia y la religión, ya que las dos son partes de una misma búsqueda, y hermanas gemelas de un mismo creador. Las dos deberían trabajar juntas y complementarse conjuntamente en el camino de la investigación esencial. Las dos unidas como el padre y la madre y rodeadas de entendimiento y amor, seguramente darían como resultado creador el nacimiento de un tercer factor, el hijo, la Luz, que nos guiaría con seguridad hacia el abrazo sincero de la Verdad.
Pero como alcanzar la Verdad,
si la verdad no es material, ni mental.
Difícil dilema para el buscador.
Si la verdad es que el hombre es polvo
y en polvo se convertirá, todo lo anteriormente expuesto o en lo sucesivo de nada importa, y carece de toda practicidad. Pero si la verdad es que el hombre es un “hijo de Dios” y por lo tanto espiritualmente inmortal y divino, sí que importa lo anteriormente expuesto
y lo sucesivo, por- que iremos avanzando en comprensión. Ante los Misterios de la Vida y la Metafísica, quizás, la correcta actitud a tener presente
sea la razonable duda, pero a la vez, la suficiente humildad mental, para
esperar lo inesperado, lo nuevo, la Magia. Una mente analítica, un espíritu crítico, un corazón intuitivo y un alma en constante
atención y abierta a la revelación, y por supuesto, mucho sentido común y sin extremismos, sean las actitudes necesarias y positivas para recorrer
el sendero hacia la “Verdad”.
Podemos alcanzar
una determinada verdad, pero siempre habrá una “causa” superior
a ella misma, siempre
habrá
una verdad mayor que espera a ser descubierta.
POR QUE LA VERDAD ES PROGRESIVA Por lo tanto estemos alerta y abiertos a
una nueva y más amplia
revelación. Las pequeñas verdades son necesarias para erigir mayores verdades. Las verdades a medias, son también verdades, y éstas dependen,
naturalmente, del punto de compresión alcanzado.
“Al principio, para el hombre que empezaba a sentir el interés por la ciencia y sin embargo no tenía las herramientas necesarias, por ejemplo para investigar una simple piedra, la piedra era a sus ojos no nada más que una simple piedra, algo más o menos grande, rugosa y con alguna tonalidad cromática. Sin embargo, no contento con este estudio, y debido a ese afán científico, perfeccionó herramientas que le permitiese ver un poco más allá de aquello puramente sólido, algo que le acercase un poco más a aquella parte Oculta que todavía no percibía. Con el tiempo y esfuerzo perfeccionó una lente. Esa lente le abrió las puertas de otra realidad, de otra dimensión hasta entonces desconocida, oculta, y se dio cuenta que esa simple piedra, ya no era tan simple, ya que estaba compuesta de diferentes sustancias químicas. Pero no satisfecho con ese nuevo estudio, siguió investigando y perfeccionó aún más esa lente penetrando un poco más en ese nuevo espacio hasta entonces velado a sus sentidos físicos, y descubrió entonces, aunque claro está que siempre había estado ahí, que esas sustancias químicas estaban a su vez compuestas de partículas aún más pequeñas llamadas átomos con sus respectivos neutrones, protones y electrones que se movían a una velocidad extraordinaria. Y un día llegó un señor llamado Albert Einstein y dijo: TODO ES ENERGÍA la materia es energía condensada y la energía pura es una sustancia material muy sutil no visible para nuestros sentidos de percepción ordinarios. Y lo pudo probar, y ahora tenemos la famosa fórmula: E=mc2 Este conocimiento de que todo es energía era lo que estaban cansados de decir todos los Grandes Maestros y sabios de la Antigüedad. Y aquel científico sigue hoy investigando y lo que todavía no ha descubierto sigue siendo "oculto" para él, hasta que en un futuro no lejano, descubra la VIDA, el ESPÍRITU y la razón de Ser de esa aparente simple "Piedra".
Así
podemos concluir como un paso más allá de la ciencia ordinaria, la “piedra” vendría a ser un “Pensamiento
Divino” mantenida en la “Mente del Creador”. Ya que entendemos que detrás de
toda la Creación, en el trasfondo de la existencia misma, sólo existe ÉL, que en realidad somos nosotros
mismos y toda la diversidad manifiesta. Pues en el Uno se funde todo. Y al igual que la energía
lo es todo, así también, el
alfarero moldea el barro y crea infinidad de figuras y formas; pero todo es “ilusión” ya que todas las formas
y figuras no son más que barro, energía en esencia, elemento “uno” y universal que lo envuelve
todo y a todos. Lo único que cambia es el pensamiento creativo, la voluntad de moldear
el barro, la energía de la vida. Y a sea “Magna Voluntad” la llamamos de
diferentes maneras, según nuestra cultura y tradición: Padre, Creador, Dios, Divinidad, Uno, Logos, etc.
Las verdades
humanas son siempre transitorias, lo que hoy creemos que es cuadrado
mañana posiblemente sea redondo,
como por ejemplo la teoría de antaño que si la tierra era plana o redonda,
o cuando en la antigüedad se pensaba que lo que hacia vivir a un hombre
era su espíritu y que las venas, arterias y demás órganos nada tenían que
ver, mucha gente murió por tal nueva visión.. Por lo tanto el ser humano vive en constante
cambio y en verdades
relativas. Pero debemos
comprender
que esto no es malo
sino natural, y el problema viene cuando algunos creen
que ya han alcanzado
el cenit, lo máximo, la última verdad,
y sobre ello edifican su templo. En esos momentos sus mentes se cierran, se cristalizan
y rompen, ya que no hay nada superior
que descubrir, y hacen de un granito de arena una montaña. No han aprendido la lección
del pasado, del tiempo y de la relatividad de todo lo material. Pero para
un buen científico, ya sea de ciencia o metafísica, la humildad para aprender es la clave, y la comprensión
intuitiva de mayores espacios de
“verdad” han de ser la tónica de sus esfuerzos sinceros, inevitable búsqueda debido a esa inquietud
innata en todo ser inteligente, en pos de mayor seguridad para
vivir libremente y con total
creatividad y amor.
¿Y cuáles son las Verdades Esenciales? Imposibles de decir o escribir,
ya que no pertenecen al reino de las palabras, ni de los signos ortográficos, tampoco pertenecen al mundo de la formas o de los símbolos. No pertenecen al espacio
mental ni intelectual, tampoco a las
suposiciones o estadísticas. Nada tienen que ver con los libros o con el sonido, con los
cinco sentidos o con una doctrina. La “VERDAD” es una experiencia directa, intransferible de ningún modo comunicable,
es una implosión
reveladora, una percepción espontánea e instantánea sin intermediarios, una expansión del SER Interno
imposible de describir
"No hay Religión, Filosofía o Ciencia Más Elevada que la Verdad, y
Ésta no es Propiedad
de Nadie, Excepto
del Espíritu Libre e
Incluyente que se Encuentra en el
Interior de Todos y Cada Uno
de
Los Seres Del Universo"
Cuando al Maestro Jesús, Pilatos le pregunto: ¿cuál era esa Verdad de la que él hablaba?
Su respuesta fue el silencio. No dijo nada, ¡o quizás
respondió! y el silencio
fue la respuesta acertada... Una vez estaban discutiendo, apasionadamente dos monjes
budistas en el jardín, sobre la verdad, si era esto o aquello, y por aquellos
lugares estaba el venerable Buda, paseando gozosamente, y fue rápidamente abordado por esos dos jóvenes monjes, y le preguntaron exaltados; Maestro ¿cuál es la Verdad? El
venerable Buda sin hacer ningún gesto y en profundo
silencio siguió su camino. No respondió
nada, o ¡quizá sí! y el silencio, fue nuevamente
la respuesta más acertada.
Jesús dijo: “Conoced la Verdad y ella os hará libres”. Porque la verdad libera verdaderamente, y es un alimento que da Inmortalidad, hay individuos que saben mucho, que tienen varia carreras,
y son elocuentes y locuaces
del saber humano, personas
que tienen un nivel de inteligencia muy alto pero que sin embargo tampoco son “libres” en verdad. Tienen los mismos problemas que cualquiera y sufren
por las mismas causas
que los demás.
Hay quienes
piensan
que
la
Verdad se encuentran en sus “Biblias”, en sus Textos Sagrados,
creen que en sus libros están contenidas
“Las Palabras de Dios”, y sólo en sus escritos no en el de los demás,
naturalmente. Quieren tener la exclusividad
de lo Inefable,
de lo Absoluto, pero la verdad es que son víctimas de sus propios dogmatismos y difícilmente algún día podrán experimentar la Verdad. Porque,
acaso la Palabra de Dios no es la Voz que sale de Su boca, o pensamos
que Su voz es lo mismo que un pedazo de papel y tinta... Cierto es
que existe mucha sabiduría en los textos sagrados
de todas las religiones del mundo, por su-
puesto, pero también
es cierto que todo es interpretable, y por lo tanto fácil de errar en su entendimiento.
Sin embargo, la experiencia directa con
esa realidad divina, cuando se vive plenamente, no
es interpretable, sino Verdad, tan clara y nítida como jamás se podría imaginar,
pero difícilmente reproducible para comunicárselo
a otros. Por esa razón, tanto el
Maestro Jesús como su hermano el Maestro Buda respondieron
de la misma manera “el silencio”. Ellos, claro que experimentaron la Verdad, como muchos otros Iniciados, Maestros,
Iluminados, Místicos y Discípulos, de todas las épocas y todo lugar, pero ¿cómo expresarla de tal forma que se vivenciará para los demás? imposible con palabras,
por esa razón el Silencio es el mejor Maestro para experimentar directamente el Misterio
de la Vida en todos sus planos y dimensiones
posibles. Porque el Silencio
te eleva más allá de los ruidos y murmullos del plano físico, y te
permite percibir lo sutil, lo etéreo, la Voz de tu alma, la cual vive en Verdad.
¿Cómo explicaríamos el olor de una rosa a alguien que jamás la ha olido? Ya podremos darle muchas vueltas, muchas explicaciones
y ejemplos, pero de
ninguna manera podremos ni
acercarnos ha dicha experiencia, hasta
que él mismo
no lo experimente directamente. Así debemos
obrar nosotros, y no creernos todo lo que leemos o escuchamos, por muy lógico
o espiritualmente acertado
que parezca, sino que deberíamos mantener siempre una actitud responsable, constructivamente crítica y serena
ante cualquier nuevo conocimiento. No se trata de rechazarlo
todo, ni tampoco de aceptarlo
todo, se trata de
investigar y experimentar,
de tener- lo presente como una posibilidad,
de tenerlo en cuenta, por si acaso. Y
solamente cuando ese conocimiento haya sido experimentado plenamente por nuestra conciencia y asimilado todo su potencial, sólo entonces podremos decir, con total seguridad,
que esto es o no es verdad. Hoy en día es tan fácil la manipulación, algunas personas ya por inercia rechazan cualquier exposición metafísica, aún sin investigar ni estudiar ni un solo minuto de su vida, pero ahí están, aseverando y opinando como si fueran realmente doctos en el tema. Luego los ahí totalmente crédulos
y ya de por sí son personas
fácilmente sugestionables y manipulables, se creen
todas las cosas pero no hacen nada, tampoco,
por verificar su autenticidad. Un sabio dijo: “El que se ríe de lo que no conoce
va en
camino de convertirse en un idiota”, nosotros
también agregaríamos que “el que se cree todo lo que oye, también va en el mismo camino de la
estupidez”. Son las dos caras de la misma moneda,
pero ninguna de las dos actitudes
son las más idóneas para convertirse en “buscadores de la Verdad”. Hay que
buscar el punto medio, el justo equilibrio entre los dos, entre una buena dosis de coherencia
y profundo sentido común, esa es la clave maestra
para avanzar con seguridad y rapidez en el sendero que conduce
a la Sabiduría.
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